Un plan de bajas calorías que no se acompaña con actividad física disminuye la densidad ósea en las zonas más susceptibles de fractura durante la tercera edad.
Según un estudio, disminuir la ingesta diaria de alimentos sin acompañarla con un programa de ejercicios podría aumentar el riesgo de osteoporosis.
Las pérdidas de peso por una ingesta menor de calorías podrían estar directamente relacionadas con una reducción de la densidad ósea, daño en los huesos que constituye uno de los principales factores de riesgo de osteoporosis y, por lo tanto, de fracturas.
Hacer dieta sin ejercicio favorece la osteoporosis.
En cambio, se ha visto que adelgazar a través de la práctica de ejercicio no produce el mismo efecto nocivo en los huesos, incluso si no se realizan cambios en la alimentación.
Así es que los expertos destacan que la combinación de una dieta apropiada y ejercicio físico es la forma más saludable de bajar de peso.
De acuerdo con la investigación, quienes hacen exclusivamente dieta disminuyen su densidad ósea en la zona inferior de la columna, la cadera y la parte superior del fémur, las zonas más susceptibles de fractura en la tercera edad.